La Singularidad Tecnológica

En el mundo de la tecnología se define habitualmente como ‘Singularidad’ el momento hipotético en el que la evolución de la tecnología se escape al control humano. Es decir, el momento en el que la Inteligencia Artificial, la de las máquinas, hipotéticamente podría superar a la de los humanos, lo cual podría tener consecuencias impredecibles. Algunos creen que esto podría ocurrir entre los años 2030 y 2050, aunque ya se están produciendo importantes avances.

Se estima que el número de dispositivos móviles personales inteligentes en el mundo en la actualidad se acerca a los 5.000 millones, es decir alrededor del 60% de la población mundial, aunque la totalidad de conexiones móviles supera los 15.000 millones. El número de computadoras de trabajo (PCs) operativas en la actualidad se estima en unos 2.500 millones. Se cree que el número de grandes supercomputadoras operativas en el mundo en la actualidad ha superado las 500.

Cada año -a pesar de todo- no solo se fabrican y venden un gran número de todos estos dispositivos y otros, sino que estos cada vez tienen más prestaciones. La concurrencia simultánea de la mejora continua del rendimiento de las comunicaciones, así como de las arquitecturas de gestión de los datos -en esencia la tecnología Cloud- y la mejora continua de la principal herramienta de gestión de los datos, el software, hacen pensar que la capacidad y la complejidad de cómputo (la digitalización del mundo) se continuará acelerando notablemente en los próximos años.

Esta imparable evolución conlleva al menos dos importantes riesgos y preguntas que debemos afrontar, que están relacionados:

En primer lugar, la ciberseguridad, es decir la seguridad en nuestra interacción en las diferentes formas con la tecnología y las comunicaciones. Con el aumento de la digitalización también aumentan significativamente las posibilidades para los que siempre intentan encontrar un beneficio ilícito e inmoral con la tecnología.

En segundo lugar, está la doble cuestión ética y moral de ¿Cómo deben regirse las decisiones que de forma creciente van a tomar las máquinas y los sistemas por nosotros? y ¿Cómo logramos el difícil equilibrio entre la utilidad y la privacidad de nuestros datos y la información que producimos?

Esta evolución hace que en los próximos meses y años casi todos los países, organismos, empresas y personas tengamos que tomar importantes decisiones sobre nuestra organización y gestión de la tecnología.

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